Cómo ejercer la autoridad con nuestros hijos I

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Hay quien dice que antes la autoridad se ejercía siempre “a golpe de guantazo” (valga la redundancia), por lo que, en lugar de autoridad, lo que había era autoritarismo dictatorial. También hay quien sostiene que hoy el día nos pasamos de modernos brindando a nuestros peques una permisividad excesiva, y que por ello educamos niños malcriados, consentidos y carentes de cultura del esfuerzo.
En nuestra humilde opinión, ni lo uno ni lo otro. Siempre ha habido padres dictatoriales y padres extra permisivos. Quizás en momentos puntuales se le ha dado mayor crédito a una u otra de ambas opciones, pero las dos han cohabitado siempre y son lo que son: extremos a evitar.

¿Cuál es entonces la manera correcta de ejercer la autoridad con nuestros hijos? ¿Cuáles son las consecuencias de una u otra estrategia? Pues bien, como siempre las respuestas nunca son tan nítidas como desearíamos, pero vamos a intentar mostraros algunos comportamientos interesantes, tanto negativos como positivos, que os pueden guiar en esta complicada tarea.

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En este primer artículo hablaremos sobre la autoridad en función de la edad de nuestros pequeños, y os mostraremos errores comunes a la hora de ejercerla.

Autoridad según la edad

Como casi todos los aspectos a desarrollar en la crianza de nuestros hijos, lo ideal es encontrar un equilibrio. Dicho equilibrio no puede dejar de lado algo tan básico como la edad de los pequeños. Por ello, de la mano de la psicóloga Mónica Manrique, os ofrecemos unas pautas básicas en las que basar vuestro comportamiento en función de este aspecto:

La autoridad impositiva (de 0 a 6 años)

Se trata de imponer pautas para el desarrollo de nuestros hijos, totalmente dependientes todavía de nosotros. Es conveniente que estas pautas marquen límites claros y sencillos para que el niño los entienda. Éstos pueden abarcar desde la elección de los juguetes adecuados para su edad, hasta los hábitos alimenticios, los horarios a seguir, o las reacciones correctas al comportamiento de los demás.

La autoridad educativa (de 6 a 14 años)

A partir de aquí es importante que los niños aprendan y entiendan los motivos por los que se marcan las pautas, y participen en la toma de decisiones. No queremos niños sumisos sino con capacidad de razonamiento. Los límites por lo tanto serán más difusos y flexibles y se ampliarán a otros ámbitos. En esta etapa es beneficioso calificar las conductas y sus consecuencias de forma dicotómica: correctas o incorrectas, utilizando a veces para ello recompensas y/o castigos.

Libertad controlada (de 14 a 18 años)

Nuestros hijos ya son adolescentes por lo que toman sus propias decisiones y son bastante independientes. Han de ir asumiento funciones en el hogar, a la par que irán gozando de cada vez más espacio propio y privacidad dentro del mismo. En esta fase recurriremos a la negociación y el acuerdo como iguales. Para ello, es importante que nuestros hijos nos conciban como una autoridad moral, estatus que habremos de habernos ganado a través de un criterio sensato en nuestras conductas como padres.

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Errores habituales

solohijos.com nos trae un interesante artículo sobre cómo ejercer correctamente la autoridad en nuestros hijos. De él hemos extraído este práctico listado de errores habituales en dicha empresa.

Antes de nada, debéis tener claro que todos cometemos o hemos cometido estos errores en alguna ocasión. No pasa nada, no es la ocasionalidad lo que deja huella, sino aquello que se hace reiteradamente. Por lo tanto, afrontad este listado de errores con el ánimo de aprender de ellos y, en la medida de lo posible, ponerles remedio.

Permisividad

Los niños, sobretodo los más peques, necesitan límites y pautas a seguir. Permitir cualquier tipo de comportamiento, amparándonos en la comodidad, el miedo a la frustración del niño o su corta edad, no es una muestra de estima sino todo lo contrario.

Falta de coherencia

Si establecemos unos límites debemos respetarlos de manera continua y hacer que se cumplan. Esos límites han de estar basados en una reflexión razonada, no ser arbitrarios ni inmediatos. Siendo así, arrepentirnos de haberlos impuesto o incumplirlos sin un motivo lógico nos restará autoridad ante nuestros hijos, por lo que serán contraproducentes. Así mismo, esta coherencia debe dejarse traslucir también entre los padres.

Autoritarismo

Al mismo nivel que la permisividad, el autoritarismo es otro extremo que debemos evitar. La autoridad impuesta anula la personalidad del niño, buscando la obediencia sin razonamiento. En su lugar, debemos esforzarnos por convertir a nuestros hijos en personas equilibradas y autodominantes.

Gritos y maltrato físico

Sabemos que es complicado no perder los estribos en ciertas ocasiones, pero no todo puede ser tarea sencilla. Abusar de nuestra fuerza, en cualquier de sus sentidos, hace que nuestros hijos se sientan humillados y su autoestima se deteriore. Además, es muy probable que se acostumbren a ello y no surta ningún tipo de efecto, por lo que la escalada en el maltrato será cada vez mayor, llegando a los insultos y el maltrato físico, lo cual es gravísimo y no podemos permitir que suceda. Si veis que no sois capaces de conteneros, consultad con un experto.

Rigidez e inflexibilidad

Abusar de nuestro poder evitando la comunicación con nuestros hijos conlleva a una ruptura con ellos. Como hemos comentado, a partir de ciertas edades, la negociación y consecución de acuerdos es la mejor estrategia.

No escuchar

¿Qué sentido tiene decirles a nuestros pequeños lo que deben hacer sin escuchar primero cuáles son sus deseos y necesidades? No conseguiremos nunca que nuestros hijos nos escuchen si no les escuchamos nosotros a ellos. Además, sentirse ignorados es un tipo de frustración que afecta muy negativamente en su autoestima.

La presión de la exigencia

Los niños necesitan seguir periodos de aprendizaje, y debemos respetarlos y aprender a acompañarlos, dejando que cometan sus propios errores y los intenten solventar. Recuerda siempre: compartir mejor que exigir. Además, es mucho más fructífero dejar que nuestros pequeños desarrollen sus capacidades por sí mismos, sin exigencias preestablecidas, realizándose personalmente y convirtiéndose en adultos más felices.

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En el próximo post os traeremos un listado de pautas que podéis llevar a cabo para ejercer una autoridad positiva con vuestros pequeños, reforzándolas como siempre con consejos para apoyaros en las aplicaciones que os ofrece Mentalpage para alcanzar el éxito. ¡Hasta la semana que viene!

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